Representantes de 29 organizaciones de la sociedad civil y comunidades locales, cuyos proyectos ambientales fueron seleccionados en A Ciencia Cierta Eco, una alianza entre el Programa de Pequeñas Donaciones del GEF- PNUD y el Ministerio de Ciencias Tecnología e Información, se reunieron en un intercambio virtual de conocimientos con la academia. Los temas giraron alrededor de la restauración y la conservación de ecosistemas estratégicos en Colombia, como los páramos, los humedales y el bosque seco.
El evento de cierre para la convocatoria, que inició a mediados del 2018, consistió en tres seminarios virtuales en los que un académico experto dio una charla alrededor de la restauración de cada uno de estos ecosistemas. Además, los representantes de las organizaciones participantes hicieron preguntas y compartieron su experiencia en la implementación de sus proyectos ambientales.
El Programa de Pequeñas Donaciones es un programa global del GEF, implementado por el PNUD, que trabaja con diversas comunidades en Colombia para apoyar la construcción de una gobernanza local efectiva que se refleja en iniciativas de desarrollo local basadas en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad y en la apropiación y permanencia de estas comunidades en sus territorios. El objetivo de esta convocatoria fue apoyar experiencias en marcha que desarrollaron acciones de conservación y recuperación de estos ecosistemas, a través de procesos de adaptación con potencial para su posible adaptación, réplica y escalamiento.
24 de noviembre del 2020
“En América Latina el éxito de la restauración está en la participación de las comunidades, porque las comunidades son las que van a estar ahí por mucho tiempo y son las que también se van a beneficiar de la restauración por ejemplo de la conservación del agua”. Dijo, al inicio del seminario sobre páramos, el profesor Orlando Vargas, profesor de la facultad de ciencias del departamento de biología de la Universidad Nacional de Colombia.
Es el caso del Instituto de Ciencias Agroindustriales y del Medio Ambiente (ICAM), un colegio que lleva 30 años trabajando en el municipio de Ubaté para restaurar y conservar su entorno natural. Ellos, con la ayuda de A Ciencia Cierta Eco, lograron generar conciencia a través de diferentes actividades. Antes de esto, las comunidades del páramo creían que el ecosistema no servía para nada y que debía tumbarse para sembrar papa y meter ganado.
Con la participación de mujeres, niños y ancianos, la comunidad identificó cerca de 60 plantas silvestres del páramo que tienen propiedades medicinales e industriales. Ello con el propósito de mostrarle a la gente que estas plantas, que aparentemente son maleza, tienen propiedades que pueden llegar a ser mucho más valiosas que la papa y el ganado que se tiene ahí.
“Eso se logró hacer, vimos a las comunidades muy contentas muy activas y ha quedado la propuesta de poder aprender un poco más y desarrollar la extracción de principios activos y poder elaborar algunas sustancias que puedan servir para mejorar la salud o para sustituir por ejemplo agroquímicos en el trabajo con agricultura orgánica”, expresó el profesor Rafael Rincón, director local del ICAM.
Otro ejemplo de restauración y conservación, apoyado por A Ciencia Cierta Eco, y liderado por comunidades locales, es el del Grupo Ecológico Reverdecer la Boyano, en el departamento del Huila, municipio de Pitalito. Aquí, la comunidad ha estado monitoreando el oso del bosque alto andino para conocer esta especie sombrilla y entender su relación con el ecosistema. Según el profesor Orlando Vargas, en la restauración con especies prioritarias es clave conocer cómo estas se combinan para tener resultados mucho más rápido.
Por su parte, Guillermo Rosales, representante de Agrosolidaria en el departamento de Santander, municipio de Charalá, contó que en su proyecto se han trabajado acuerdos de conservación con la comunidad y se ha establecido un protocolo de monitoreo comunitario participativo en el que 60 familias campesinas han recogido información de los bosques de robles y sobre anfibios en el páramo de Guantiva-La Rusia.
Con un área de 119.009 hectáreas ubicadas en 16 municipios de Boyacá y 6 de Santander, el páramo de Guantiva-La Rusia surte de agua a varios acueductos de la región, distritos de riego y brinda importantes servicios a través de riquezas naturales, como el Santuario de Fauna y Flora Guanentá Alto del Río Fonce, una zona de bosque de roble negro y blanco.
“Hemos integrado un modelo sostenible en donde está la investigación a partir del sistema de monitoreo comunitario, cualificando nuestro talento humano, adquiriendo equipos para tener herramientas para hacer esa investigación, establecer un protocolo de monitoreo para hacerlo bien y que sean datos veraces confiables y esta investigación se está articulando con educación ambiental con las escuelas y colegios e instituciones de la zona y también todo eso se liga con emprendimientos solidarios sostenibles para generar incentivos económicos para todos”, afirma Guillermo, orgulloso de los avances que él y su comunidad han logrado en torno a la protección de su territorio.
Para finalizar, Fernando Quinallá, del grupo de Brisas del Macizo, ubicado en el departamento del Cauca, municipio de Santa Rosa, habló del proceso que su comunidad ha llevado a cabo para proteger reservas naturales que aún no han sido tocadas por el hombre en el territorio santarroseño. Agradeció el apoyo de A Ciencia Cierta Eco en la compra de cámaras que hicieron posible fortalecer su estrategia de aviturismo en la zona.
25 de noviembre del 2020
Úrsula Jaramillo Villa, bióloga profesora del instituto Javeriano del Agua, coautora del libro Colombia Anfibia, un país de humedales, volumen 1 y volumen 2, liderado por el Fondo de Adaptación y el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, fue quien abrió el seminario sobre humedales.
Según ella estos son ecosistemas cuyas condiciones geomorfológicas e hidrológicas permiten que el agua se acumule. Estas condiciones producen un tipo de suelo cuyas propiedades determinan el tipo de fauna y flora de la zona, y son estas características las que definen la relación que el ecosistema tiene con el ser humano; relación clave a la hora de identificar la mejor forma de conservar y restaurar ese ecosistema.
En el caso del proyecto de Asoparaíso, Asociación de Productores Agropecuarios del Paraíso, en el departamento de Putumayo, municipio de Puerto Asís, sesenta familias víctimas del conflicto armado han demostrado, a nivel departamental, que la ganadería, una actividad tan perjudicial para los ecosistemas de humedales, puede ser sustituida por una actividad productiva y amigable con el medio ambiente. Ejemplo de esto es la siembra de asaí.
Según Norbey Carrera, representante de Asoparaíso: “El programa A Ciencia Cierta Eco fue una luz de donde surgieron muchas cosas importantes, porque se logró que el departamento, con todas las entidades y los gremios hicieran un estudio del tema económico con el producto del asai llegando a entender que la palma de asaí se asocia con el bosque lo restaura de manera natural y supera en productividad a la ganadería por hectárea”.
En lo que va del proyecto, con la siembra de asaí en 400 hectáreas y 2900 más que vienen en camino, se han recuperado más de 40 humedales en la zona. La fauna y flora se han recuperado notablemente y se espera que en cuatro años sea posible recuperar el 60% del territorio del Putumayo, que se ha visto terriblemente afectado por la ganadería y la siembra de cultivos ilícitos.
Por su parte, Byron Calvachi representante de la Asociación Humedales del Tintal, habló del trabajo que su proyecto ha venido desarrollando en los humedales de la localidad de Kennedy en Bogotá. Tres humedales que se han visto gravemente afectados por la urbanización, la falta de conciencia ambiental por parte de la ciudadanía y la poca presencia estatal.
Según él, con el proyecto de A Ciencia Cierta se ha desarrollado una herramienta de ciencia ciudadana para monitorear las condiciones de los humedales de forma continua. Y que sirva para la veeduría ciudadana a la hora de controlar las acciones que el distrito y las autoridades responsables hacen o dejan de hacer en pro de la recuperación de estos ecosistemas.
Esta iniciativa hace parte del extensa labor que él y su asociación han venido desarrollando desde el año 2006 para recuperar los humedales el Burro, el Techo y la Vaca, a través de acciones judiciales que han forzado al gobierno a actuar en pro de su recuperación. Para él, al igual que para todos los presentes en estos seminarios, tener una estructura social receptiva dispuesta a involucrarse en la recuperación de sus territorios, es clave en el éxito de las acciones de restauración.
“Esa es nuestra apuesta, tener las normas y los parámetros definidos y a partir de ellos desarrollar nuestro sistema de monitoreo entonces la idea es continuar para tener un modelo muy avanzado tecnológico y con una capacidad alta de poner en tela de juicio los enfoques que tienen las entidades públicas. Ya vamos teniendo instrumentos que nos van a permitir evidenciar todos estos valores que tenemos en los humedales y que ha sido muy difícil poderlos mostrar de manera permanente”, reiteró Byron al final de su presentación.
Otra iniciativa ambiental local para recuperar los humedales en Colombia, apoyada en esta convocatoria, fue la de Asociación Asopasfu, en el departamento de Sucre, municipio de San Marcos. Ellos impulsan la descontaminación de las aguas del caño Pacifueres que conecta con la ciénaga grande; un extenso cuerpo de agua en la zona.
José Luis Lázaro, representante de la asociación Asopasfu contó que con A Ciencia Cierta su comunidad logró mejorar la calidad del agua del caño Asopasfu, a través de la implementación de una planta para tratar las aguas residuales de las comunidades que viven a las orillas del caño.
“Cuando fuimos a hacer una prueba de agua para ver cómo estaba funcionando la planta de aguas residuales logramos conocer que tiene un 70% de eficacia” dijo José Luis orgulloso del impacto que ha tenido su proyecto en la descontaminación de este caño que se encontraba en muy mal estado.
Posteriormente, María José Petro, representante del grupo ambientalista rescatemos el Caño Bugre, en el departamento de Córdoba, municipio de Chimá, presentó su iniciativa para recuperar los humedales en sus territorios, por medio de la protección de la hicotea, una especie sombrilla, amenazada por los cazadores de la ciénaga.
“Hasta el momento gracias al concurso que ganamos con A Cierta Ciencia Eco hemos liberado 1200 especímenes de hicotea. A través de campañas de concientización la comunidad ya nos ve como un grupo de rescate que está en pro de ayudar al medio ambiente y creo que ese ha sido el logro más grande” dijo María José a los participantes.
A esta última intervención la profesora Úrsula añadió que es muy importante vincular a los cazadores en la recuperación de las especies, porque estas son las personas que más conocimientos suelen tener sobre estas. Al respecto Jesús García, segundo representante de este grupo de jóvenes, dijo que con la campaña se sensibilizó a la población de Carolina. Los cazadores, influenciados por sus hijos, han donado las hicoteas que solían venderse en Semana Santa para tener un ingreso adicional.
“Ha sido interesante ver cómo ellos se han involucrado en esta campaña. Nosotros con el proceso pedagógico hemos ido sensibilizando a las personas y así ellos han ido cediendo en sus malas prácticas. Ya hoy el 80% de los cazadores con los que hemos hecho el diagnóstico aseguran que no venden hicoteas pequeñas”.
Para finalizar el seminario, la profesora Úrsula reiteró que son las comunidades locales quienes más están impactando positivamente los humedales en Colombia. Felicitó y animó a todas las organizaciones a seguir trabajando en la restauración y conservación de sus humedales.
26 de noviembre del 2020
El profesor René López Camacho, profesor de la Facultad de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, inició este seminario con una presentación acerca de la restauración del bosque seco, uno de los ecosistemas estratégicos más amenazados en Colombia.
Según él es muy importante trabajar en el monitoreo comunitario participativo para que conjuntamente las comunidades y las entidades competentes lleven a cabo protocolos de monitoreo que permitan el manejo adecuado de los remanentes que quedan para poder conectarlos. Además, dijo que “la restauración debe ser en varios sentidos, debe ser para recuperar ese ecosistema, pero también para que lo podamos usar y podamos recibir algunos beneficios económicos de estos procesos”.
Es el caso del proyecto de Asobrasilar, Asociación de Productores Agropecuarios de la vereda Brasilar, en el departamento de Bolívar, municipio de San Jacinto, en donde la comunidad quiere recuperar el árbol Haematoxylum brasiletto conocido popularmente como “el brasil”, que destila una tinta que anteriormente era usada por las comunidades para teñir las tradicionales hamacas de San jacinto.
“Este año, a través del programa de A Ciencia Cierta, con dos viveros que tenemos dijimos vamos a tener nuevamente el brasil en la zona, un árbol cuyo desarrollo es muy lento y ya empezamos a sembrar brasil, llevamos a campo 450 árboles de Brasil y llevaremos 550 más”, cuenta Pedro Vázquez, en representación de Asobrasilar.
Posteriormente, Amelia Castellanos, en representación Asorquididia, una asociación de 53 familias de campesinos en el departamento de Nariño, municipio de Yacuanquer, presentó la experiencia del proyecto que su asociación llevó a cabo para la recuperación del bosque seco, en tres veredas.
“Identificamos las plantas de la zona con expertos y con sabedores locales para construir el conocimiento para la recuperación de la flora del bosque seco. Registramos 13 especies vegetales dentro de 102 géneros y 48 familias botánicas. También realizamos instalaciones tecnológicas de bajo costo y fácil aplicación que nosotros mismos hemos aprendido a realizar, como el biodigestor, trampas de grasa y descontaminación de aguas residuales del agua del café”. Aseguró Amelia, finalizando su presentación.
También realizaron acciones de restauración y educación ambiental con las comunidades, incluyendo a los jóvenes y niños en la siembra de árboles maderables, frutales y ornamentales e identificando las aves de su territorio a través del festival comunitario de aves de Tapuaya en donde participaron avistadores de aves profesionales.
Seguidamente la profesora Yina Zasu, desde el municipio de Uribia en la Guajira, contó que con su asociación Frutos de la Macuira ha venido trabajando en la recuperación y el fortalecimiento de la planta el nopal que se da en lugares semidesérticos y tiene propiedades nutricionales muy importantes para preservar la vida de los animales y los seres humanos.
Según ella, el nopal es un cactus con más de veintiún aminoácidos que se utiliza en la construcción de viviendas, pero no existe la cultura de reforestar y por eso se ha ido perdiendo poco a poco.
“Vimos de mirar cómo desde la alta guajira podemos construir alternativas para mantenernos con una alimentación saludable y generar empleo para que en un futuro el nopal se convierta en una cadena productiva que favorezca la alimentación y el empleo de la población wayúu. Gracias a Ciencia Cierta Eco pudimos mirar la pandemia con ojos de vida”. Dijo Yina para finalizar su presentación.
Finalmente, Myriam Cortés, representante del equipo de brigadistas comunitarios forestales en el departamento del Cesár, municipio de Valledupar, cerró este seminario con la buena noticia de que gracias al trabajo educativo que se hizo con las comunidades, se ha logrado disminuir los incendios forestales que se ocasionan en la zona y recuperar gran parte de su fauna y flora.
“Los logros que nosotros hemos conseguido principalmente han sido el cambio de mentalidad de las comunidades y la conciencia de la gente enseñándoles otras prácticas que se deben utilizar para hacer los cultivos”. Aseguró Myrian no sin antes expresar su profundo agradecimiento con el proyecto A Ciencia Cierta y reiterar su compromiso y el de su comunidad para seguir adelante con la protección del bosque seco.
Por su parte Ana Beatriz Barona, Coordinadora del Programa de Pequeñas Donaciones cerró este tercer seminario diciendo que el mayor reconocimiento es al liderazgo y al compromiso que las comunidades locales tienen en estos procesos cuyo éxito radica en la apropiación y al amor con el que se sacan adelante.