Soluciones locales para recuperar los humedales de la ciénaga de Zapatosa 

Junio 24, 2021

Grupo para la producción apícola

“Nuestros sabedores pescadores tienen mucho conocimiento de todas las plantas que existen en nuestro complejo cenagoso y ellos saben para qué sirve cada una y dónde deben ser plantadas” – José Miguel Hernández Chamorro – Asociación de Pescadores Artesanales y Ambientalistas del Corregimiento de Sempegua, en Chimichagua, Cesar.

En Colombia existen cerca de 1.900 humedales, tierras cubiertas por aguas poco profundas, dentro de los cuales se encuentran algunos ecosistemas como ciénagas, pantanos, llanuras de inundación, entre otras, siendo las más importantes aquellas que pertenecen a las planicies inundables del río Magdalena.

Como muchos de nuestros ecosistemas, estos humedales se encuentran en una grave crisis ambiental que afecta en mayor medida a las poblaciones aledañas, cuyo bienestar y desarrollo económico dependen de los bienes y servicios ecosistémicos que éstos brindan. 

Por su arraigo con el territorio y las actividades productivas que desde siempre han desempeñado, las comunidades aledañas a los humedales de la macrocuenca Magdalena – Cauca tienen conocimientos y saberes ancestrales fundamentales para proponer y ejecutar soluciones que contribuyan a su conservación.

Por esta razón, 35 organizaciones de base comunitaria en los municipios de El Banco – (Magdalena), Chimichagua y Tamalameque (Cesar), Yondó y Puerto Berrío (Antioquia), Puerto Parra, Cimitarra y Barrancabermeja (Santander), adelantan estrategias, formuladas y lideradas por ellas mismas, para mitigar la problemática ambiental de los humedales, fuente de bienestar y desarrollo para las comunidades rurales.

A continuación, algunos de los avances y aprendizajes que se han dado en la implementación de estos proyectos, apoyados de forma técnica y financiera a través de la convocatoria: “Conservación comunitaria de humedales y ciénagas de Zapatosa y Barbacoas”, una alianza entre el Programa Pequeñas Donaciones del GEF – PNUD (PPD) y la Fundación Natura, por medio del Proyecto GEF Magdalena Cauca Vive.

1.Restauración de humedales 

Según José Miguel Hernández Chamorro, pescador artesanal nacido y criado en el corregimiento de Sempegua, del Municipio de Chimichagua, Departamento del Cesar, la restauración a partir del pasto nativo conocido como gramalote, una especie herbácea, es clave para recuperar la biodiversidad de los humedales. 

Cuenta José que hace dos años, él y los pescadores de su corregimiento decidieron organizarse y formar la Asociación de Pescadores Artesanales y Ambientalistas del Corregimiento de Sempegua (Asopasemp) por la falta de apoyo y ayudas por parte del Estado y demás entidades a esta actividad, que podría decirse es la principal entrada económica de los pobladores de Chimichagua.

Según él, factores como la deforestación, la contaminación del agua y el crecimiento de la población, han disminuido significativamente el recurso pesquero, afectando la economía familiar de su comunidad. Esto, sumado a la falta de tierra para sembrar, las crecientes que inundan sus casas y la falta de oportunidades de estudio para los jóvenes, han hecho que cada vez sea más difícil permanecer en el territorio.

Con el fin de construir un futuro para su comunidad la asociación a la que pertenece, presentó a esta convocatoria el proyecto: “Restauración vida de la Fauna y Flora de la Zapatosa”, una iniciativa para restaurar a partir de especies vegetales nativas de la zona, cinco islas que con el tiempo han sido deforestadas, causando la pérdida de los animales acuáticos y terrestres que estaban ahí.

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“En esas islas habitaban mamíferos, aves, reptiles, y ellos ya se habían extinguido de las diferentes islas por la falta de plantas que les servían de refugio y alimento. Entonces, a medida que hemos visto todo eso, nosotros hicimos este plan de hacer restauración en esas islas con las diferentes especies de plantas de la zona, plantas nativas del complejo cenagoso de Zapatosa”.

Una vez seleccionados, en el segundo semestre del 2020, él y algunos participantes de la asociación comenzaron la siembra de 18.000 plantas de especies nativas, en las diferentes islas. 8.000 individuos de especies de árboles y 10.000 plántulas del pasto gramalote

José explica que las especies de árboles como el Paloprieto, el Totumo, el Guásimo, el Roble, el Pimiento, el Murucutú, el Mangle Rojo, el Mangle Blanco y el Guanabanito, son especies que sirven para alimentar a los animales y dar sombra y, por su parte, el gramalote ayuda a que no haya erosión del suelo y sirve de refugio para los peces cuando son pequeños y hay crecientes.

“Si el pez no encuentra en dónde protegerse, él tiene que irse de nuestra zona y conseguir una zona de protección. Entonces nosotros para que el pez no se vaya, le buscamos esa zona de protección para que se proteja, crezca y salga en nuestra misma ciénaga”.

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Cuenta José con mucho orgullo que hoy en día las 18.000 plántulas sembradas siguen de pie gracias a los conocimientos suyos y de los demás miembros de su comunidad sobre sus territorios y las especies que los habitan.

Y es que, según él, “a pesar de que se pensaba que las plantas sembradas podrían morir con la última creciente, esto no pasó gracias a que antes de que el agua estuviera más abajo del ombligo, sacamos el Churre o la Tarulla, que son las especies que al bajar el agua ahogan las plántulas sembradas”.

Cuenta también que gracias al apoyo de esta convocatoria se han dado cuenta en qué zonas plantar los árboles nativos para que resistan las crecientes.

“En las partes que se hunden más rápido sembramos los más fuertes como el Mangle rojo y blanco, el Paloprieto, el Pimiento, el Murucutú y uno que le decimos acá Cienaguero, y los otros que también son anfibios, pero no permanecen todo el tiempo dentro del agua, los sembramos en las partes altas”.

Además de la siembra de estas especies, su organización ha hecho repoblación con el “Corozo de Lata”, también conocido como “Uvita de lata” y con el “Junco”, especies que afirma, ayudan a la oxigenación del agua.

A lo largo de este proceso, José identifica como el mayor reto convencer a los pocos ganaderos de la zona de que las cercas que han puesto para proteger las especies sembradas del ganado, no son para el beneficio único del pescador, sino por el bien de todos.

Por eso su recomendación, además de socializar las acciones que plantea cada iniciativa local con todos los actores del territorio, es que también se informe sobre el duro proceso de formulación de un proyecto y selección por el cual tuvo que pasar la organización comunitaria para conseguir el apoyo, o de lo contrario los demás pueden asumir que se lo ganaron sin esfuerzo alguno.

Destaponamiento de caños

Danilson Segovia vicepresidente de La Junta de Acción Comunal de El Cerrito nació y ha vivido toda su vida en este corregimiento, ubicado a unos minutos del Municipio El Banco, en el Departamento del Magdalena.

Él, al igual que José de Sempegua, está convencido de que el recurso pesquero ha disminuido en los últimos años por diversas causas, entre ellas; las quemas, la tala indiscriminada y el aumento de la población. Por esto, y al ser la pesca la principal actividad productiva de los pobladores de su territorio, considera indispensable promover estrategias para conservar la biodiversidad en los humedales. 

Además de haber sembrado 3200 plántulas de árboles en los alrededores del caño El Comino, en el marco de esta misma alianza entre el PPD y Fundación Natura, la JAC El Cerrito hizo el destaponamiento de 3.5 kilómetros de este caño, durante 15 días, con machete y a la luz del sol. 

Ellos, al igual que la mayoría de las organizaciones comunitarias que participan en este proceso, ven importante el destaponamiento de caños para mejorar el flujo y la oxigenación del agua, así como el acceso de los pescadores a las ciénagas.

En palabras de Danilson, el destaponamiento consiste en manejar el “Buchón” y el “Churre” a tres o cuatro metros de la orilla, y dejarle a los peces algo de esta especie herbácea que les sirve de refugio. 

Según él, “Hay unos que hacen este proceso o este trabajo, pero cortan el churre y lo dejan ambulante. Entonces, por lo menos en el trabajo que se hizo acá, el destaponamiento se hizo, pero el material que se retiraba del caño lo almacenamos en la ribera para utilizarlo después como abono orgánico cuando fuéramos a realizar la siembra de los 3200 árboles”. 

Reutilizar el “Churre” y el “Buchón” para hacer abono orgánico y usarlo en la restauración de humedales es una de las innovaciones exitosas de esta organización. Otro de los aprendizajes importantes es que, para mantener el caño en óptimas condiciones, es necesario hacer un mantenimiento constante. 

Sin embargo, aún cuando el destaponamiento le ha traído beneficios directos a los pescadores de su comunidad al reducir aproximadamente a la mitad el consumo de gasolina que utilizan para entrar y salir de las ciénagas y evitar que se les dañe el pescado de vuelta a casa, el destaponamiento es un proceso costoso que implica pagar jornales y tener las herramientas necesarias, y hacerlo responsablemente en los tiempos apropiados. 

“En su momento, con esta alianza, obtuvimos las herramientas necesarias para hacer todo esto, que fue una chalana tipo canoa, un motor fuera de borda, palines, picos, maquetilla, carretilla y la mano de obra de todos los que venían participando en este proceso”.

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Por esta razón, Danilson está de acuerdo en que habría que trabajar en una campaña para que los pescadores cuando vayan a pescar, ayuden de forma individual en el mantenimiento de los caños y que no dejen el “Churre” y el “Buchón” en el agua para evitar que este vuelva a tapar. Otra solución podría ser crear una especie de alerta comunitaria en la que la comunidad pueda actuar oportunamente y así prevenir el taponamiento masivo de los caños. 

Para él, el mayor reto está en conseguir los recursos que se necesitan para promover la gestión ambiental comunitaria y a pesar de que su proyecto, en el marco de esta alianza, pronto acabará, confía en que el fortalecimiento de las capacidades de su organización, sumado a los equipos con los que cuentan ahora les permitirá ofrecer sus servicios como restauradores y con experiencia en destaponamiento de caños.  

Y es que en el desarrollo de sus proyectos ambientales, con el acompañamiento técnico de la Fundación Natura, estás 35 organizaciones, custodias y conocedoras de la biodiversidad que las rodea, han fortalecido sus capacidades esperando incidir en la gestión territorial, con miras a promover el desarrollo ambientalmente sostenible de sus comunidades.

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